El caprilismo

Cambio de frente



La publicación del Wall Street Journal, que confirma que Leopoldo López estuvo detrás de la organización de la "Operación Gedeón" para ingresar paramilitares a Venezuela, no es sino otro signo de que el poder económico y político de Estados Unidos ha optado por desplazar la "opción Guaidó" como método viable de intervención en nuestro país. Al embasurar la imagen de López, se hace lo propio con la de Guaidó, y junto a estos dos, se desinfla también la estrategia de amenaza bélica afincada en Colombia como base de operaciones.

Es de notar el giro tanto en el discurso de Donald Trump, quien asomó la posibilidad de reunirse con Maduro, como en las acciones geopolíticas de los últimos días. El "calentamiento" del tema del Esequibo podría señalar un posible "cambio de frente" en la estrategia gringa: ante el fiasco del frente occidental (Colombia), se reconcentrarían las fuerzas en el frente oriental, es decir, Guyana. Este país anunció que llevaría el conflicto por el Esequibo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), para que esta decida definitivamente sobre el caso. Tal premura se explica por el urgente interés de explotar las grandes reservas petroleras descubiertas recientemente en la zona y detrás de las cuales está la petrolera estadounidense Exxon Mobil, que como es sabido, tiene un gran poder de influencia en las decisiones geopolíticas del país norteamericano.

Una decisión de la CIJ favorable a Guyana provocaría la ocupación del territorio Esequibo por ese país, lo que sería una provocación a Venezuela, que se vería impelida a incursionar militarmente para defender un territorio históricamente reivindicado como propio. Este es el escenario propicio para una intervención militar gringa, que actuaría en respaldo a Guyana y en defensa de los intereses de Exxon Mobil. El punto de negociación sería un acuerdo político y económico en torno a la industria petrolera, a cambio de "enfriar" el asunto Esequibo. De lo contrario, se aceleraría un conflicto con potenciales dimensiones internacionales.

La alternativa a este escenario catastrófico es la consolidación de una ruta electoral que conduzca el conflicto político hacia las elecciones parlamentarias, lo que consolidaría la desaparición de Guaidó y López de la escena, para avanzar luego a un eventual revocatorio en 2022 y las presidenciales de 2024.



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