El caprilismo

Juventud y estrategia política


Vivimos en una época de cambio generacional. El siglo XXI trajo consigo grandes transformaciones para la vida social; el cambio tecnológico que significa la instalación de internet y los dispositivos electrónicos en toda la actividad humana generan un punto de quiebre cultural ya que cada vez más rápidamente modifican la forma de hacer las cosas.
En este contexto hay una generación de hombres y mujeres que nació y crece inmerso en un mundo que es sensiblemente diferente a aquél del que proviene la generación que la antecede y que es la protagonista de una transición cultural. Estamos en 2016, los jóvenes que tienen hoy entre 15 y 20 años, que conforman la potencia vital de la sociedad de los próximos lustros, son jóvenes que viven en relación permanente con una forma de comunicación que se caracteriza por el dominio de los impulsos visuales y la velocidad, lo que se traduce en una constante inestabilidad de los códigos y con ella una experiencia vital basada en el movimiento y la permanente transformación.

Estas características de la sociedad en su sustrato tecnológico corresponden a la caracterización que en sí misma muestra la juventud: velocidad, energía, hiper exposición del deseo y egocentrismo superlativo, necesidad y voluntad de experimentación de cambios, etc. Entonces, la sociedad en sí se presenta como una sociedad con dominio de lo joven, desde la estética y los patrones de consumo hasta las formas de subjetivación y construcción de sentido están hegemonizadas por la imagen del individuo joven. Los jóvenes ya no quieren ser adultos, ahora los adultos quieren ser y parecer siempre jóvenes para adaptarse a las características culturales del mundo.

Es así que la comunicación y la política tienen su centro en los sujetos jóvenes, que cada vez tienen mayor incidencia en los procesos políticos, sea por su alta o por su baja participación electoral o por su protagonismo en las actividades públicas. El sujeto político, así como resulta ser el sujeto de consumo, es un sujeto joven. Entonces el principal objetivo de la estrategia de comunicación política es conocer a fondo a ese sujeto. En una ponencia reciente titulada "Claves del chavismo", el sociólogo Reinaldo Iturriza compartió una reflexión que es fundamental a la hora de abordar los retos y compromisos políticos de la Venezuela actual. Señalaba que para hacer política “es necesario conocer lo que el Libertador llamaba ciencia práctica del gobierno, para gobernar un país hay que conocerlo, es decir, gobernarlo conforme al conocimiento". Y agregaba que es preciso "reinventar".

La política del chavismo surgió y creció con una generación que rompió con lo viejo y abrió el boquete por donde lo nuevo ha de hacerse paso. Pero es preciso en este momento preocuparse por "conocer" a ese sujeto político que se construye y reconstruye en la cotidianidad social y que tiene su centro en la juventud. Conocer qué hace, qué quiere, cómo piensa, cómo siente, cómo hace, qué disfruta y qué rechaza, qué sabe y cómo sabe la juventud actual, deben ser los objetivos de quienes lideran la estrategia política de la Revolución.


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