El caprilismo

América Latina y la contingencia


Pensar a América Latina es una acción netamente filosófica. La tarea de pensar qué es lo que somos más allá de las definiciones que se crean a partir de lo que queremos o pretendemos ser ha sido y es una labor difícil y lejana, puesto que los esfuerzos casi siempre se centran en una visión parcial de nuestra constitución como cultura. Sólo vemos, analizamos y destacamos una u otra parte de un todo que es diverso en su estructura fundamental. Las proposiciones más cercanas o lúcidas, a mi manera de ver, son las que nos definen como una cultura de lucha, es decir, nos identificamos por nuestra constante posición de enfrentamiento y coyuntura.

El filósofo venezolano José Manuel Briceño Guerrero dedicó su energía de pensamiento a la búsqueda del ser de América Latina y dejó el problema planteado con una propuesta de análisis genuina y potente. Su libro El laberinto de los tres minotauros, constituido a su vez por tres ensayos que explican lo que afirma son los "tres grandes discursos de fondo (que) gobiernan el pensamiento americano". Tres visiones, tres espíritus, tres formas de pensar y accionar que dan vida a la puesta en escena de Nuestra América ante el mundo y ante nosotros mismos. Presenta el "discurso europeo segundo", que se corresponde con el dominio de la razón moderna y sus valores civilizatorios de ciencia, derecho, progreso y desarrollo; el "discurso mantuano", proveniente del espíritu imperial en su versión española, cuya tradición se mantiene arraigada en nuestra alma individual y colectiva, con sus valores morales y religiosos que afirman la trascendencia del paraíso y la obligatoriedad de la fe, y los valores de una pretendida nobleza heredada, la jerarquía social y el sostenimiento y defensa de los privilegios; y el "discurso salvaje" que está presente en el sufrimiento y el resentimiento de las culturas americanas y africanas que fueron sometidas y derrotadas por el poder imperial y toda la historia de dominación que su descendencia vivió y vive en la contradicción entre su frustrado deseo de superación y la nostalgia por las formas culturales no europeas.

El planteamiento general de Briceño Guerrero es tan claro como complejo: el ser de América Latina es contingente. La relación dialéctica entre los tres discursos no llega nunca a estar acabada. "Estos tres discursos se interpenetran, se parasitan, se obstaculizan mutuamente en un combate trágico donde no existe la victoria", nos explica el filósofo en el prólogo del libro citado. Y además aclara: "Estos tres discursos de fondo están presentes en todo americano, aunque con diferente intensidad según los estratos sociales, los lugares, los niveles de psiquismo, las edades y los momentos del día".

Así, la tarea de pensarnos debe seguirse mediante el entendimiento y la aceptación de la idea de contingencia, lo contingente es algo que puede ser, que está por ser, pero no llega a ser. América Latina es un todo múltiple, es un todo nuevo, una síntesis que no termina de darse. Es el sujeto de la acción y la interacción constante de varios sujetos, de varias culturas, de varias visiones del mundo, de varios seres.


Comentarios