El caprilismo

Diversidad

Los venezolanos tenemos que aguantar, con crisis económica y pandemia, hasta diciembre. ¿Qué va a pasar en diciembre? No es que se va a acabar la crisis o que el virus va a desaparecer en ese momento, sino que las elecciones del 6-D marcarán el inicio de un nuevo escenario. Una de las particularidades de esta elección es que se vuelve a la representación proporcional, es decir, todas las fuerzas que participen tendrán una cantidad de diputados acorde a la votación lograda. Al menos esta es la oferta hecha por el nuevo CNE. Tal cosa garantizaría la diversidad política suficiente para que la Asamblea Nacional se convierta en el "foco" de la dinámica política nacional, y a partir de allí se puedan lograr los consensos necesarios para salir de este atolladero.

Mientras mayor sea la diversidad, mejor para todos. De esta manera, las fuerzas políticas se verán obligadas a establecer alianzas y negociaciones, que justamente es lo que hace falta. Ya hemos visto que cuando una de las partes tiene una mayoría arrolladora el parlamento se detiene, se vuelve inoperante. Es como si no tuvieran la necesidad de ocuparse de los temas importantes, tal vez porque ya tienen garantizada la junta directiva por cinco años. La política se reduce a derechos de palabra y discursos a favor y en contra.

Aunque algunos la ataquen, la ruta electoral va sumando voluntades políticas. En la oposición, Henrique Capriles cada vez coquetea más con la participación, solo le falta un empujoncito. AD está en campaña sin decirlo, como es costumbre. Y en el chavismo, parece que partidos pequeños como el PCV y PPT, por ejemplo, correrán por su cuenta sin aliarse electoralmente con el PSUV.

Esto es bueno. Tendremos un parlamento que refleje la nueva realidad del país, de donde se impulsarán nuevos liderazgos. Particularmente en la oposición surgirá un sector legitimado electoralmente que deberá demostrar a las potencias externas que tienen un poder de incidencia dentro del país. Y tendrán que escucharlos. Y la dinámica será necesariamente distinta.

A esas alturas ya habrá terminado de desaparecer el fantasma Guaidó, que al día de hoy avanza decididamente al punto de donde salió en enero de 2019, es decir, el punto en que nadie se acuerda quién es, ni dónde está, ni que está haciendo y a nadie le importa.

@ÁngelDanielCCS


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