El caprilismo

Parlamentando


Parlamentar significa conversar, dialogar. Pero más específicamente, también significa "entablar conversaciones con la parte contraria para intentar ajustar la paz, una rendición, un contrato o para zanjar cualquier diferencia", según el diccionario de la lengua española. Por eso se usa esa palabra para designar al órgano legislativo de cualquier Estado democrático moderno. Porque además de hacer leyes, y apropósito de eso más bien, un parlamento es el espacio más formal para que las representaciones políticas de todos los sectores de la sociedad se encuentren y dialoguen, lleguen a acuerdos en función del interés nacional.

Todo el mundo sabe eso, me dirán. Pero parece que no fuera así, ya que una parte de los voceros y opinadores políticos se ha dedicado no solo a restarle importancia a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, sino a atacarlas como si fueran una cosa negativa para el país. Claramente es todo lo contrario. Lo más importante políticamente ahora mismo para Venezuela es que se realicen con el mayor éxito posible esas elecciones y se conforme un Parlamento que refleje toda la diversidad de opiniones políticas en un ambiente de diálogo enfocado en resolver la grave situación social, económica y política que vivimos todos. Ese tiene que ser el principal, si no el único, objetivo de la campaña por una nueva Asamblea Nacional.

Quienes no quieren elecciones parlamentarias son los que no quieren que las cosas cambien, desean que todo siga igual, es decir, un conflicto político sin solución aparente y con la mayoría de la gente sencillamente pasando trabajo. Esa es la gente que todavía cree en el fantasma Guaidó y en el fantasma de los gringos. Fantasmas que no han resuelto absolutamente nada y más bien han empeorado la situación colectiva e individual de todos nosotros.

Según Federico Engels, uno de los grandes descubrimientos de Carlos Marx fue "el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.". El desafío del Gobierno y de la oposición democrática es consolidar acuerdos incluso antes de las elecciones. Acuerdos que demuestren a la gente que el diálogo político es efectivo para resolver problemas.

Yo creo que sí es posible.

@ÁngelDanielCCS


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