El caprilismo

La salida electoral


La oposición se embarcó, como ha sido siempre su estilo y compulsión, en tratar de forzar una "toma del poder" por la vía de la violencia, con el agravante de que abrieron la puerta a la intervención directa de una potencia extranjera en nuestro país. Así, en solo un año y medio, aquí ha pasado de todo: pretensión de "usurpar" la Presidencia de la República, la implantación de un criminal bloqueo económico que no hace sino ahogar a todos los venezolanos, apagón eléctrico general que todavía tiene secuelas, intentos de insurrección militar, magnicidios frustrados, el robo descarado de decenas de miles de millones de dólares en el exterior que pertenecen al Estado, una invasión militar fallida por las costas, paralización de la industria petrolera, hiperinflación, dolarización, y por si fuera poco, una pandemia que nos agarró bloqueados y debilitados económicamente.

Y, con todo lo anterior, la gente no ha hecho otra cosa sino resistir, echarle bola, inventar y resolver. ¿Qué esperaban?

Estúpidamente, la oposición se congregó en la idea de que todas esas acciones locas les generarían un capital político suficiente para cumplir  su fetiche de una "explosión social" que les facilite su coronación en el poder.

Pero fracasaron, otra vez.

La salida a nuestra crisis pasa necesariamente por elecciones. Lo otro no ha hecho sino estancarnos más y más. Por eso, la oposición tiene una renovada oportunidad de retomar la política, buscar sus votos y recomponer su fuerza. Pero para esto necesita aislar al sector enloquecido y fracasado, ese que pide invasiones y guerras.

Está claro que el grupo guaidonista no participará en las elecciones y ese debe ser el punto final de su protagonismo. Con una nueva Asamblea Nacional se iniciará la normalización política que el país necesita y desaparecerá la base, si es que alguna vez la tuvo, del fulano "interinato" que solo ha traído desgracia al país.

Se han dado conversaciones entre sectores políticos e incluso económicos. Han sido necesariamente silenciosas, puesto que así se evita la discurseadera política y el diálogo gana en efectividad. La muestra es el nuevo CNE, que era una de las principales piedras de tranca para recuperar el juego democrático.

Lo que queda de 2020 debe ser para encaminar esta vía. Para ver si así en 2021Venezuela puede de verdad lograr aquello de una "nueva normalidad".


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