El caprilismo

Gracias por el fuego


El título le pertenece a una novela de Mario Benedetti, uruguayo infinito que vive en el espíritu joven de América Latina. Pero hoy es a otro uruguayo igual de infinito a quien es preciso hacer honores y gritar las gracias eternas: Eduardo Galeano, quien literalmente no encontró una fecha más adecuada para arder en fuego perpetuo que el pasado lunes 13 de abril, fecha vibrante de historia y de pueblo, como lo fue el mismo Galeano. 

Así como Prometeo se convirtió en "el amigo de los hombres", el philanthropos, al robar el fuego a los dioses y entregárselo a los humanos para hacerlos libres, sabios, grandes y poderosos, así hizo Galeano con los pueblos y sus luchas, dándoles el fuego del propio conocimiento, el fuego de pensar y pensarse, de saberse. Así como Nietzsche valora la obtención del fuego por el hombre de las manos de Prometeo, con lo cual “se conquista su civilización y obliga a los dioses a aliarse con él, porque gracias a su propia sabiduría tiene en su mano la vida de los dioses y los límites de su poder”, así valoramos el gesto heroico de Galeano de poner en la mano del luchador del pueblo la lámpara que revela el camino hacia la conquista de su libertad y señala los territorios del poder en la historia.

Al igual que en el mito de Prometeo, este acto de audacia humanista pudo verse desde los ojos del poder como un crimen. Galeano arrancó con su genio los datos de nuestra propia historia y deshizo el encubrimiento que por siglos tenían los señores sobre la naturaleza de nuestras sociedades. Cometió un sacrilegio, se convirtió en uno de los más característicos blasfemos. Se le conoció por su atrevimiento, esa desfachatez de decir las cosas como son, y decirlas así, claras y simples, para que el pueblo sepa que no hay nada oculto sino detrás del velo de nuestra ignorancia. El pecado de Galeano fue ese, el peor de todos para los dueños de la historia, vulgarizar las estructuras del poder, desnudar el origen del dominio sobre los pueblos, que a su vez revela sus potencialidades y sus fortalezas. Con su palabra Galeano convirtió inocentes en revolucionarios, formó generaciones de inconformes, que fueron los que patearon la mesa donde se decidía el juego de América Latina para el siglo XXI.

Si, como dijo Nietzsche, “lo más precioso y elevado que podía obtener la Humanidad lo consiguió por un crimen”, y ese acto transgresor en Prometeo se convirtió a la vez en su heroica virtud, la aventura de la vida de Galeano comparte con el titán griego la condición de “pecado eficaz”, el delito que inaugura y rompe, que trae castigos, sufrimientos y luchas, pero echa a andar la historia del hombre en la conquista de su dignidad, su libertad y su poderío.

La Revolución Bolivariana es hija de Galeano, en las páginas de sus libros se formó la generación que dejó el pellejo en el asfalto para hacer parir la nueva era nuestramericana. Hoy queda honrar la memoria del hombre y el compromiso con la palabra. Gracias, Galeano, por el fuego.


Publicado en Ciudad CCS el 18/04/2015

Comentarios